LAS DIMENSIONES RACIALES, ÉTNICAS Y DE SEXO PARA ESTA CRECIENTE POBREZA Y DESIGUALDAD MUNDIAL.
Séptima:
A medida que el capital global se concentra, cierra desproporcionadamente las
puertas a las mujeres y a los grupos oprimidos desde el punto de vista racial y
étnico. A medida que el capital transnacional pasa al sur del mundo no deja
detrás en el norte, ni encuentra en el sur, clases obreras homogéneas, sino
clases históricamente estratificadas y segmentadas por líneas raciales, étnicas
y de sexo.
En
el norte, por ejemplo, los obreros de color, arrastrados originalmente, y con
frecuencia por la fuerza, de la periferia al centro como mano de obra servil,
son excluidos desproporcionadamente de sectores económicos estratégicos,
relegados a las filas del creciente ejército de "suplementarios",
convertidos en los sectores más vulnerables de un mercado de trabajo
racialmente segmentado que se torna más rígido bajo la globalización, y están
sujetos a una creciente ola de racismo, incluyendo el desmantelamiento de
programas de acción afirmativa y medidas estatales represivas contra las bolsas
de trabajo inmigrante.
Aunque
los procesos globalizadores socavan la existencia de las clases
precapitalistas, también intensifican la estratificación entre la clase obrera,
con frecuencia siguiendo líneas raciales/étnicas, en el norte y el sur. Sin
embargo, considero que las "jerarquías de la clase obrera" están
tornándose especialmente organizadas en todo el eje norte-sur, dados los procesos
de integración, los nuevos patrones de migración y el incremento de las concentraciones
de mano de obra del Tercer Mundo en el Primer Mundo, así como la creciente
pobreza de las antes privilegiadas "aristocracias obreras" de origen
europeo. Este problema y sus implicaciones teóricas requieren también mayor
exploración. Las raíces de la subordinación de la mujer -la participación
desigual en una división sexual del trabajo sobre la base de la función
reproductiva femenina- se exacerban mediante la globalización, que convierte
cada vez más a la mujer de reproductoras para el poder laboral requerido por el
capital en reproductoras de suplementarios para los cuales el capital carece de
valor.
La
clase obrera femenina es más devaluada, y la mujer denigrada, a medida que la
función de la economía doméstica (familiar) pasa de criar la mano de obra para
la incorporación a la producción capitalista a criar suplementarios. Este es un
sostén estructural importante de la "feminización de la pobreza"
mundial y es recíproco a las dimensiones raciales/étnicas de la desigualdad y
mutuamente las refuerza. Ayuda a explicar el movimiento entre las élites
norteñas para desmantelar los beneficios de bienestar keynesianos de una manera
que afecta desproporcionadamente a la mujer y a los grupos racialmente
oprimidos, y la impetuosidad con la cual el modelo neoliberal exige la eliminación
incluso de redes de gasto social y seguridad que con frecuencia significan, literalmente,
la diferencia entre la vida y la muerte.
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