la pobreza en medio de la abundancia
Sexta: el dramático
crecimiento en la globalización de las desigualdades socioeconómicas y de la
miseria humana en casi todos los países y regiones del mundo, una consecuencia
de la desenfrenada operación del capital transnacional, es mundial y
generalizada.
La doble tendencia
está a favor de la concentración de riqueza entre una capa privilegiada que
abarca a alrededor de un 20 por ciento de la humanidad, en la cual la
diferencia entre ricos y pobres se hace mayor dentro de cada país, del norte y
el sur, simultánea a un agudo incremento de las desigualdades entre el norte y
el sur. La desigualdad mundial en la distribución de la riqueza y el poder es
una forma de violencia estructural permanente contra la mayoría del mundo. Este
es un fenómeno ampliamente observado, pero es necesario vincularlo más
explícitamente a la globalización. Solo en América Latina, el número de
personas que viven en la pobreza creció de 183 millones en 1990 a 230 millones en
1996, según cifras divulgadas por la Comisión Económica de Naciones Unidas para
América Latina y el Caribe (ECLAC). Tomando en cuenta el crecimiento
demográfico, el porcentaje de la población que vive en la pobreza, según ECLAC,
aumento de 40 por ciento de la población total en 1980 a 44 por ciento en 1990
y 48 por ciento en 1996.
Este incremento de la
pobreza es por tanto más exponencial que aritmético. La Organización de
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) agrega que, entre
los pobres de América Latina, 59 millones de personas padecen hambruna crónica.
Según el más reciente informe anual del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), "Human Development 1994", mil 300 millones de
personas viven en absoluta pobreza -literalmente entre la vida y la muerte. Un
tercio de la población del sur "vive en estado de abyecta pobreza,"
dice el informe, "en un limite tal de existencia humana que no se puede
describir con palabras." Mil millones no tienen acceso al servicio de
salud, mil 300 millones no tienen acceso a agua potable, y mil 900 no tienen
acceso a medidas sanitarias.
Una comparación de los
informes recientes revela la inquietante tendencia de que el abismo entre la
minoría cada vez menor de ricos y la vasta mayoría de pobres sigue
agrandándose. En 1960, las 20 naciones más ricas del mundo eran 30 veces más
ricas que el 20 por ciento más pobre. Treinta años después, en 1990, eran 60
veces más ricas. Solo un año después, en 1991, el ultimo año del que se tienen
cifras, fue de 61 países ricos por cada país pobre, según el informe de 1994.
Sin embargo, el informe señalaba: "estas cifras encubren la verdadera
escala de la injusticia ya que se basan en comparaciones de los ingresos promedio
per cápita de países ricos y pobres. Por supuesto, realmente hay grandes desigualdades
en el seno de cada país entre los ricos y los pobres" (énfasis en el
original).
Sumando a ello la mala
distribución en los países, el 20 por ciento más rico de la población mundial
obtuvo por lo menos 150 veces más que el 20 por ciento más pobre. Dicho de otro
modo, la relación de desigualdad entre los ricos y los pobres del mundo vistos
como grupos sociales en un sistema mundial cada vez más estratificado fue de 1
por cada 150. El drenaje al exterior del excedente del sur hacia el norte no ha
disminuido bajo la globalización. El informe del PNUD de 1994 señalaba que en
1992 el flujo en los cargos del servicio de la deuda solamente (cifra que por
tanto no incluye la repatriación de ganancias y otras formas de transferencia
de excedente del sur al norte) sobre la deuda conjunta del Tercer Mundo de 1.5
billones fue dos y media veces el monto de la ayuda al desarrollo ofrecida por
el norte, y 60 mil millones de dólares más que los flujos privados totales
hacia los países en desarrollo. Estas "venas abiertas" por las cuales
sigue fluyendo la riqueza del sur hacia el norte indican que el capital
transnacional opera de forma tal que aun requiere retaguardias estratégicas en
el núcleo del capitalismo mundial, donde el control global, el almacenamiento
del capital y los centros de la tecnología y las finanzas se concentran, dentro
de la nueva división internacional del trabajo y lo que A.Sivanandad ha llamado
"nuevos circuitos del imperialismo". Pero la perpetuación de la
división centro-periferia no se traduce en continua prosperidad
para las mayorías del
norte.
Simultáneamente a la
creciente división norte-sur ha habido un abismo cada vez mayor entre ricos y
pobres en Estados Unidos y los demás países desarrollados, unido a un
incremento de la polarización social y las tensiones políticas. Entre 1973 y
1990, los salarios reales disminuyeron uniformemente para el 80 por ciento de la
población estadounidense y aumentaron para el 20 por ciento restante.22 Los más
ricos en Estados Unidos acrecentaron su porción de ingresos de 41.1 por ciento
en 1973 a 44.21 por ciento en 1991. La concentración de riquezas (que incluye
ingresos y riquezas) fue aun más pronunciada. Para 1991, el 0.5 por ciento más
solvente de la población poseía 45.4 por ciento de todos los bienes, excluyendo
las viviendas. El uno por ciento más rico poseía 53.2 por ciento de todos los
bienes y el 10 por ciento poseía el 83.2 por ciento. Estados Unidos era
propiedad de una pequeña minoría.
En 1991 los que vivían
por debajo de la línea de pobreza establecida por el gobierno, es decir, por
debajo del 125 por ciento de la línea de pobreza representaban el 34.2 por
ciento de la población de los Estados Unidos. En otras palabras, 34.2 por ciento
de la población estadounidense era "pobre" o "muy pobre."
En términos más precisos desde el punto de vista sociológico, más de un tercio
de la población estadounidense vivía en absoluta o relativa pobreza. El patrón
es similar en otros países desarrollados de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos(OCDE). La división norte-sur es creciente y nose
debe subestimar.
Sin embargo, la
humanidad esta cada vez más estratificada según líneas clasistas
transnacionales. Dada la acelerada creación bajo la globalización de lagos de riqueza
en países del Tercer Mundo y mares de pobreza en países del Primer Mundo, tiene
más sentido ver el mundo cada vez más dividido por líneas de clases que por
líneas nacionales. Las limitaciones de espacio impiden extendernos más, pero
hay importantes procesos empíricos como la descendente "nivelación
global", y los problemas teóricos que estos procesos generan, los cuales
requieren una mayor exploración.
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