El peligroso mototaxismo
Por Alfonso Vélez Jaramillo Opinión /
El
mototaxismo es un servicio ilegal de transporte de pasajeros (así de claro)
al que acudieron personas desocupadas que no tenían otra salida para
derivar el sustento de su familia.
Ahora
es un problema social que no se tomó con seriedad en su momento por el Gobierno
y actualmente recauda unos 2.700 millones de pesos que pierde el transporte
legalizado.
Viene
desde hace unos dos lustros y complicó su situación con el ingreso de otros individuos
con intereses particulares y suficientes recursos económicos para invertir “en
un buen negocio”.
Es una
actividad perturbadora protegida por la politiquería que causa igual o peor
daño que el contrabando y la ocupación del espacio público y ya tiene expertos
en burlar el ordenamiento y alterar el comportamiento social con toda clase de
artimañas.
Los
inversionistas del mototaxismo no tributan ni pagan prestaciones ni seguridad
social y los que conducen sus motocicletas se consideran dioses, exentos de
cumplir los deberes y las obligaciones de la movilidad y el tránsito, además de
ser un peligro en las calles de Neiva.
Se
escucha con insistencia que servidores públicos, policías activos y retirados,
gerentes de empresas, funcionarios del Estado, empleados de bancos, y hasta
transportadores legales son propietarios de hasta diez y quince motocicletas
rodando por las calles.
El
Mototaxismo se está convirtiendo en otro foco de desestabilización general
apoyado por funcionarios y políticos a los que no les importa la ciudad, sino
cautivar votos para la próxima campaña.
Es un
inconveniente nacional que perturba el transporte organizado de ciudades
de más trescientos cincuenta mil habitantes y unas diez capitales, en las
cuales se movilizan como hormigas por sus calles miles de mototaxistas.
Los
estudios revelan que al menos el 10 por ciento de la población se transporta en
este medio, aparentemente más barato, pero que en realidad es muy peligroso en
todos los sentidos. Lo digo, categóricamente, me atracó un mototaxista
una noche que preferí mi guardar mi vehículo.
Pese a
todo, no estoy de acuerdo en que se prohíba el parrillero en todo el perímetro
urbano, ya que es un servicio alternativo para muchas personas de ingresos
medios y bajos, cuyo uso de la motocicleta facilita las actividades de su
familia.
Es
descabellado solicitar que se impida el parrillero en toda la ciudad, porque se
estarían violando los derechos fundamentales a la libre movilización y a la
misma condición social de los seres de las personas.
Se
deben hacer cumplir las normas nacionales de tránsito y transporte y castigar a
quienes sin tener necesidad financian este ilegal negocio que poco a poco se
convierte en una bomba de tiempo social, cuyo estopín está en poder de los que
promueven el mototaxismo.
Importante
el acuerdo al que llegaron el alcalde Pedro Hernán Suarez y la Asociación de
transportadores para conjurar el paro, y conveniente que sigan dialogando
escalonadamente para que adopten de común acuerdo medidas de fondo, que permitan
mejorar las condiciones de la movilidad y el tránsito en Neiva y de quienes
ejercen este oficio sin atentar contra la tranquilidad general.
Por: Alfonso
Vélez Jaramillo
http://www.diariodelhuila.com/opinion/el-peligroso-mototaxismo-cdgint20150123070827131
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