El Disociador en el Motociclismo
"Nuestra vida como estos diálogos y como todas las cosas, ha sido prefijada, también los temas a los que nos hemos acercado.
Con el correr de la conversación he advertido que el diálogo es un género literario, una forma indirecta de escribir.
El deber de todas las cosas es ser una felicidad; si no son una felicidad son inútiles perjudiciales. A esta altura de mi vida siento estos diálogos como una felicidad.
Las
polémicas son inútiles, estar de antemano de un lado o del otro es un error;
sobre todo si se oye la conversación como una polémica, si se la ve como un
juego en el cual alguien gana o alguien pierde.
El diálogo tiene que ser una investigación, y poco importa que la verdad
salga de uno o de la boca del otro. Yo
he tratado de pensar al conversar, que es indiferente que yo tenga la razón o
que la tenga usted; lo importante es llegar a una conclusión, y de qué lado de
la mesa llega eso, o de qué boca, o de qué rostro, o de qué nombre es lo de
menos".
JORGE LUIS BORGES
Cuando se habla de organizar al Motociclista, siempre aparece el disociador tratando de desanimar a los otros. A la dispersión, desunión, desorganización del mal llamado Mototaxismo se le suma el tema disociador y ocurre diariamente en los municipios donde el mototrabajador vive esta realidad compleja, para cada organización comunitaria; el término disociación hace referencia a desconexión o falta de conexión entre elementos que habitualmente están asociados entre sí. La disociación puede afectar a la conciencia, a la memoria, a la identidad o a la percepción, que habitualmente suelen estar integradas.
Líder es, por consiguiente, todo aquel que contribuye a fortalecer, enriquecer y promover un esfuerzo colectivo que redunda en beneficio de toda una colectividad, grupo, organización, o comunidad. Pero en el camino encuentra circunstancias que debe resolver con inteligencia para enfrentar a los disociadores, aquellas personas insidiosas, dueñas de una perversidad persistente y reiterada, que los lleva a intentar dividir, destruir, agredir y someter como alternativa a la tarea más difícil de construir.
“En sus grados más extremos puede llegar a violaciones de las normas, mayores de las que serían aceptables para el carácter y la edad del individuo afectado y las características de la sociedad en la que vive. Se trata por tanto de desviaciones más graves que la simple “maldad” de rebeldía y que, para disimular este trastorno, la supera tratando de ser el centro de la noticia buscando y arrimándose a gente que éste ser encuentra que son conspicuos y “buen caldo de cultivo” para practicar sus insidias y disociaciones. La distinción entre los trastornos disociales y los trastornos de las emociones es bien definida, mientras que su diferenciación del trastorno hipercinético es menos clara y es frecuente un solapamiento entre ambos.”
La disociación o los trastornos disociativos tienen mayor relación que otros trastornos psicológicos con el trauma en la infancia, es decir, con situaciones de abuso (incesto y otros tipos de abuso sexual, físico o emocional) y de negligencia (abandono o descuido emocional y físico). Veamos unos ejemplos:
La persona se encuentra haciendo algo que normalmente no haría, casi
como si se viera forzado a hacerlo.
La persona tiene la experiencia de ser un “pasajero” en su propio cuerpo
en lugar del “conductor”.
La persona, tras vivir un acontecimiento traumático que le impactó
gravemente, no tiene ningún sentimiento cuando piensa en ello. Esto se denomina
“embotamiento emocional” y es una de las características principales del
trastorno por estrés postraumático.
La persona tiene pensamientos, sentimientos o comportamientos que
parecen salir “de la nada”, que no se viven como propios o que se experimentan
como si fueran controlados por algo ajeno a uno mismo.
La persona se siente dominada por emociones que parecen no tener sentido
en ese momento, por ejemplo, sentirse tremendamente triste o alegre sin razón
aparente. Cuando esto ocurre el sentimiento suele desaparecer de la misma
manera en que apareció.
Los síntomas disociativos se pueden clasificar en cinco grupos: amnesia, despersonalización, desrealización, confusión de identidad y alteración de identidad.
La amnesia disociativa:
Tiene que ver con la imposibilidad de recordar información personal importante, sin que ésta se pueda atribuir a un olvido ordinario. Puede afectar a un acontecimiento importante de la vida de la persona, como por ejemplo el día de su boda, o a un periodo de tiempo que puede ir de minutos a años.
También existen micro amnesias en las que no se recuerda, por ejemplo, una discusión en la que se participó o se olvida de un momento a otro el contenido de una conversación.
Pueden darse fugas disociativas y micro fugas, en ellas la persona puede irse de viaje o encontrarse en un lugar y de repente darse cuenta de que está desorientada y no sabe dónde está ni cómo llegó allí.
La despersonalización:
Hace referencia a experiencias corporales, sentimientos de extrañeza o falta de familiaridad respecto al yo o al propio cuerpo. En ocasiones puede ser un síntoma leve y puntual, como les ocurre a muchas personas en momentos de ansiedad, sin embargo en otras situaciones puede convertirse en algo más serio e incapacitante.
Algunos ejemplos de despersonalización son la sensación de no sentirse “conectado” al cuerpo, de no estar en el cuerpo, de observarse a uno mismo desde fuera, o de no reconocerse a uno mismo en el espejo. Otros ejemplos tienen que ver con sentirse desconectado de las propias emociones, sentir que se está viviendo como en un sueño, flotando, volando o dividido en dos personas. Además se puede experimentar la despersonalización como la sensación de que falta alguna parte del cuerpo o como la percepción de que algunas partes del cuerpo están cambiando de tamaño.
La desrealización:
Tiene que ver con la percepción de extrañeza del entorno. Puede implicar la sensación de que lugares conocidos, como la propia casa o el lugar de trabajo, o personas conocidas, como familiares o amigos, son extraños, desconocidos o irreales.
Las personas que tienen episodios de desrealización a veces describen el mundo como si se sintieran desconectadas de él, percibiéndolo como falso, lejano, como si lo observaran a través de una niebla o como si lo estuvieran viendo en una película.
La confusión de
identidad:
Se define como una sensación subjetiva de incertidumbre, perplejidad o conflicto sobre la propia identidad. La persona suele tener dificultades para saber cómo es realmente, qué quiere hacer o qué decisiones debe tomar.
La confusión de identidad también puede darse en la adolescencia y en otros trastornos psicológicos, pero en estos casos se caracteriza más por la dificultad para encontrar un rol estable en la sociedad. La confusión de identidad disociativa suele ser más grave y afecta al núcleo de la identidad. En casos de trastorno de identidad disociativo (TID) a menudo se relaciona con personalidades en conflicto.
La alteración de identidad:
Tiene que ver con la sensación de ser marcadamente diferente respecto de otra parte de sí mismo. La persona muestra comportamientos objetivos que indican que asume distintas identidades o estados del yo en determinados momentos.
La persona puede referirse a sí misma con distintos nombres o en plural, puede darse cuenta de que posee una habilidad aprendida con la que no contaba, descubrir que tiene objetos que no es consciente de haber adquirido, puede ocurrir que otras personas le llamen por un nombre diferente al suyo o que le cuenten que ha estado actuando como una persona totalmente diferente.
CÓMO IDENTIFICAR AL DISOCIADOR
A primera vista en las organizaciones no son visibles, pero quienes trabajan en su círculo de influencia los tienen plenamente identificados.
Casi siempre son desconocidos, en pocas oportunidades se les puede demostrar su injerencia en los problemas, son resbalosos a la hora de asumir responsabilidades, se protegen accionando los hilos de poder que tejen de acuerdo con sus necesidades de manipulación y control de las situaciones.
El disociador es una persona que manipula a otros para lograr sus objetivos individuales.
Permanece oculto, si se le enfrenta es generalmente tímido, pero tenga cuidado, tiene un profundo sentido del rencor y aunque de hecho huye a la confrontación directa, prepara hábilmente al ardid para la venganza.
Básicamente disocian porque no tienen argumentos para convencer razonablemente el otro.
El disociador como su nombre lo indica divide la asociación, es un personaje que se aliementa de mantener dividido el equipo de trabajo, de hecho su principal objetivo es obtener su beneficio o comodidad individuales.
Divide y vencerás Esencialmente maquinadores, estos maquiavélicos personajes: Desarrollan una gran facilidad para generar conflictos interpersonales entre quienes los rodean para aprovechar las distracciones y sacar provecho de las situaciones.
Usan su gran poder de convicción para ganarse la confianza del equipo y lo empujan a cometer acciones que luego señalan ante el líder para generar su benevolencia, siempre un personaje que saque provecho de las situaciones cualquiera que sean.
Generan estelas de humo para culpar de sus errores a quienes los rodean.
Son unos magos para disfrazar su honestidad, generan un poder tácito que amedrenta al equipo y los envuelve en cierto aire de credibilidad.
Su visión de la realidad es miope, poseen una mentalidad estrecha y enfocada al provecho individual.
La envidia se encuentra impresa en su naturaleza cotidiana.
El chisme es su principal herramienta de trabajo.
Sólo ven el ahí y el ahora, carecen de visión de futuro y compromiso con la organización. Sólo buscan su bienestar y por eso prescinden de la entrega hacia el equipo.
Son incapaces de ver la organización de manera global, por eso generan barreras en su equipo y con otros equipos, su visión limitada se convierte en una actitud irresponsable haciua la integridad de los procesos de la empresa.
¿Quién es? En el fondo el disociador oculta un niño maltratado, víctima de sus padres castigadores que jamás le dejaron apersonarse de su realidad.
Es típico en esta persona encontrar una infancia llena de privaciones y provocaciones en cuyo medio encontró la manipulación como único método para satisfacer sus ambiciones.
En el fondo son dígnos de lástima, tienen una profunda amargura guardada, unida a un espíritu frustrado y falto de realización personal.
El disociador típico es un personaje que carece de la autoestima suficiente para afrontar las situaciones del trabajo cotidiano de manera directa y honesta por ello prefiere generar hilos de poder que le faciliten mantener el control.
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