–Crónica– “Pepe” Mujica estuvo por aquí. Vino a darle un saludito a la paz de Colombia

El siguiente es un extracto de las frases, sentencias, parábolas y pensamientos que dejó “Pepe” Mujica a su paso por Medellín:

Sobre la guerra:

La antropología nos dice que hay dos constantes del hombre a lo largo de su historia. Por todas partes y en toda época la criatura humana inventó algo en qué creer. Es una necesidad interior. Somos naturalmente utopistas porque no existe utopía superior a las religiones que inventa el hombre. Y ¡ojo!, que no desprecio a las religiones.

La segunda constante es que el hombre es un animalito belicoso, muy belicoso. Ha habido muchas más guerras que civilizaciones. Y eso se puede explicar porque la guerra es la madre de todas las cosas. Por ella el hombre primitivo inventó la herradura para el caballo, la pólvora, la cuerda tensada, la aplicación de las leyes de la física, etc. Pero en el mundo actual tenemos la posibilidad técnica de acabar con la vida arriba del planeta, y eso no es hipótesis ni novela. El 5% del arsenal atómico que hay en los silos alcanza para terminar con la vida.

Una cosa es acostumbrarse a convivir con la guerra, como quien se acostumbra a convivir con una enfermedad crónica, y otra muy distinta es sacarse el fantasma de la guerra y concentrar las fuerzas en el mejoramiento de las condiciones de la sociedad. Porque la guerra debe ser es contra la pobreza, contra el hambre, contra la falta de enseñanza…

La guerra no tiene justificación, no puede ser un proyecto colectivo de sociedad. Eso pudo haber sido para las colectividades primitivas, pero no hoy, cuando el hombre tiene los conocimientos y recursos para acabar con el hambre.

La guerra no solo es un atentado contra la vida, es también la mayor fuente de despilfarro de recursos. Dos millones de dólares por minuto, no me canso de repetir esta cifra, es el presupuesto militar del mundo, recursos suficientes para cubrir casi todas las necesidades básicas de los hombres arriba de la tierra. 

Yo pertenezco a generaciones que soñaron con cambiar el mundo, y por eso yo vengo de la guerra. Conozco la soledad de los calabozos, estoy vivo por milagro, mi cuerpo es un mapa de torturas.

Sobre la paz

¿Que hay incertidumbre, que hay riesgo en la búsqueda de la paz? Claro que sí, cómo no lo va a haber. No se puede separar el problema de la lucha por la paz de los otros problemas. La paz no se arregla firmando unos papeles, hay que construirla, requiere un espíritu de concordia. La paz lo único que precisa es aprende a respetar al otro en la diferencia, el que cada cual vaya por su vereda, y así poder convivir.

Hay que ser generosos, hay que abrir el pecho, hay que descargar el odio, hay que descargar el sentimiento de venganza, debe primar en nuestra conducta la solidaridad, el amor  a la vida, el amor a la especie, a la alegría de vivir, hay que aprender de los pájaros, que en cada amanecer le cantan a la vida y salen a luchar por la comida.

Lo principal es el espíritu de compromiso, hay que juntar esperanzas, pero no esperar a tener las soluciones perfectas. Hay que construir con lo que se tenga. Aristóteles daba clases debajo de un árbol, y sacó a Alejandro Magno.

Lograr la paz en esta coyuntura, es abrirle puertas a la construcción de una esperanza colectiva, que le dé sentido a la vida. Firmar la paz es apenas ganarse el derecho a construirla.  La paz  no va a resolver el problema de la pobreza. Va a haber dolor, va a haber deuda social, pero para enfrentar todo eso, tiene que haber paz. Es por el camino de la paz que habrá condiciones para una Colombia más justa. El motor de arranque de esa nueva Colombia es la paz.

El tema de la reforma agraria debe ser discutido en Colombia porque acá el problema de la tierra es central, sustantivo, no es cualquier cosa. Es el motor de la industrialización del país, el plus de potencialidad agrícola. Si se va a combatir la droga, hay que tener un campesino que pueda vivir sin necesidad de cultivar plantas de coca. El cultivo de ésta ha sido el refugio de la pobreza. ¿Qué va a sembrar maíz si apenas le da la décima parte de lo que da la planta de droga? Es un fenómeno económico que hay que combatir en la base. El campesino dejará de cultivar coca cuando tengo la alternativa de vivir decentemente con otros trabajos.

La causa de la paz solo puede equipararse a la causa del amor. Son las dos cosas fundamentales arriba de la tierra.

Sobre los del “Sí” y los del “No”

La naturaleza nos hace semejantes pero distintos, siempre habrá diferencias. Hay que aprender a caminar con diferencias, y no pretender atrapar al que discrepa. No sembrar venganza con quien piensa diferente. Como seres humanos somos gregarios y necesitamos la sociedad. Inevitablemente va a haber conflictos, pero los conflictos se negocian, se dialogan, ese es el papel superior de la política.

Los que pregonan el “No” son también nuestros hermanos, son colombianos, parte de esta nación, nacieron aquí y aquí tendrán que construir, con ellos hay que entenderse mañana y pasado mañana.

Sobre el valor de la vida

Nunca lo olviden: no hay fortuna mayor que el milagro de estar vivos. La vida es para cada uno de nosotros la riqueza mayor, es un milagro.  Por eso no podemos comulgar con la idea de que esto es un valle de lágrimas que nos conducirá al paraíso. Acá en la tierra está el paraíso y está el infierno, depende de nosotros. No podemos padecer la historia, tenemos que empezar a ser gestores de nuestra propia historia.

Quien ame la vida tiene que luchar por el progreso de la humanidad. El progreso no está en los cartuchos de balas ni en los fusiles, está en el patio de las universidades, en la distribución de la riqueza, en la libertad, en el derecho a la diferencia y en aprender a respetarnos esa diferencia, y sobre todo en tener un margen de tiempo importante para hacer con cada una de nuestras vidas lo que se nos ocurra, sin joder a nadie.

Palabras a los jóvenes

Lo importante en la vida no es no perder, sino volver a empezar. La vida siempre es volver a empezar, tener la frescura de vivirla al tope, y aceptar que hay fracasos, pero que no son el final, no son el fin del mundo mientras estemos vivos.

Me propuse vivir ligero de equipaje, sin muchas cosas materiales para poder tener tiempo libre, para hacer lo que me gusta. Soy consciente que soy un viejo raro, porque en un mundo consumista vivo con mucha sobriedad. En la soledad del calabozo aprendí que para ser feliz son pocas las cosas que se precisan, y que felicidad está aquí, en la cabeza, y no en el bolsillo. Aprendí que cuando tú compras algo, lo compras con dinero que has ganado con tiempo de tu vida. Quiere decir que no compras con plata sino con el tiempo de tu vida.

Y aprendí, que la libertad no es una palabra extraña. La libertad es ese tiempo de tu vida que tienes libre para hacer las cosas que tu elijes y te gustan. Necesitas tiempo para ser libre y vivir, para las cosas más sagradas de la vida: la familia, los hijos, el amor, un millón de amigos. Cuando no tengas eso, no tendrás nada, así tengas toda la plata en el bolsillo. No te dejes robar la  libertad, asegúrate tener tiempo para vivir. Al hoyo vas a llegar igual, no te apures.

A los jóvenes les quiero transmitir que la vida es hermosa, y es doblemente hermosa si existe una causa. Les quiero decir que sepan perder, pero perder con dignidad, y puedan volver a empezar una y otra vez. Muchachos, un día serán viejos, y cuando lo sean, en algún momento se tendrán que mirar al espejo y hacer un balance sobre qué ha sido de sus vidas.

Publicado 17 de septiembre de 2016.







Comentarios

Entradas populares