Primeros Europeos en las Cataratas del Iguazú.

Los españoles llegaban a las Cataratas del Iguazu.

En 1542 en la actual Argentina, el conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca y sus soldados son los primeros europeos que ven las Cataratas del Iguazú.

Las Cataratas del Iguazú o en portugués: cataratas do Iguaçu, llamadas popularmente en Argentina como «Cataratas» o «Cataratas de Iguazú», son un conjunto de cataratas que se localizan sobre el río Iguazú, en el límite entre la provincia de Misiones y el estado brasileño de Paraná. Están totalmente insertadas en áreas protegidas; el sector de la Argentina se encuentra dentro del parque nacional Iguazú, mientras que el de Brasil se encuentra en el parque nacional do Iguaçu. Fueron elegidas como una de las «Siete maravillas naturales del mundo».

Están formadas por 275 saltos, el 80 % de ellos se ubican del lado argentino. Un espectáculo aparte es su salto de mayor caudal y, con 80 m, también el más alto: la Garganta del Diablo, el cual se puede disfrutar en toda su majestuosidad desde solo 50 m, recorriendo las pasarelas que parten desde Puerto Canoas, al que se llega utilizando el servicio de trenes ecológicos. Por este salto pasa la frontera entre ambos países. Se pueden realizar paseos en lancha bajo los saltos y caminatas por senderos apreciando algunos animales de la selva semitropical perteneciente al distrito fitogeográfico de las selvas mixtas de la provincia fitogeográfica paranaense.

Las cataratas del Iguazú son reconocidas de forma unánime como las más espectaculares del mundo. El botánico suizo Robert Chodat (1865-1934) describió elocuentemente su imponente grandeza: “Cuando nos encontramos al pie de este mundo de cascadas, y alzando los ojos vemos, a 82 metros por encima de nosotros, el horizonte ocupado por una línea de aguas, el asombroso espectáculo de un océano cayendo a raudales en un abismo es casi escalofriante.” Maravillado ante la belleza de tal espectáculo el botánico suizo describió la flora y fauna característicos de la zona: “Una exuberante y casi tropical vegetación, la frondosidad de los grandes helechos, las cañas de los bambúes, los graciosos troncos de las palmeras y miles de especies de árboles, con sus copas inclinándose sobre el abismo adornado con musgos, begonias rojas, orquídeas de oro, bromelias brillantes y bejucos con flores trompetas…En el año 1542, mientras realizaba una travesía desde el océano Atlántico hasta Asunción del Paraguay el adelantado español Álvar Núñez Cabeza de Vaca divisó las sorprendentes cataratas del río Iguazú y las bautizó como «saltos de Santa María». El primer europeo en divisar estas cataratas fue el náufrago de la expedición de Juan Díaz de Solís, Alejo García en 1524, cuando cruzó por esa región en busca de la sierra de la plata. El nombre de « Saltos de Santa María », con el tiempo fue reemplazado por su primitiva denominación guaraní Iguazú (antigua ortografía de Iguazú 'gran cantidad de agua', y guazú 'grande').

Por entonces la región era habitada por indígenas de la etnia mbyá-guaraní, quienes alrededor de 1609 comenzaron a vivir el proceso evangelizador protagonizado por los sacerdotes de la Compañía de Jesús, llamados jesuitas, quienes desarrollaron exitosamente en esta región de Latinoamérica un sistema de reducciones que llegó a contar con 30 pueblos distribuidos en las regiones del Tapé y La Guayrá ubicados actualmente en el sur de Brasil, Paraguay y en Argentina, en toda la provincia argentina de Misiones y el norte de Corrientes.



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