Karl Marx era un tipo chévere muy ajeno a la solemnidad y trascendencia de muchos marxistas

"Karl Marx era un tipo chévere muy ajeno a la solemnidad y trascendencia de muchos marxistas"

Karl Marx no era el más apuesto de los jóvenes de Trier. De hecho, alguien lo calificó alguna vez como “el más feo sobre el cual haya brillado el sol”. Pero siempre ejerció una particular atracción sobre las mujeres.

Si Karl Marx hubiera sido colombiano, seguramente habría formado parte de los guerrilleros del Chicó. Porque contra lo que creen muchos marxistas que nada saben sobre Karl Marx y mucho reaccionarios que lo imaginan un monstruo desalmado. Karl Marx no solo ha sido uno de los más influyentes pensadores en la historia del mundo, sino una persona amable, con sentido del humor, enamorado de la vida y de las buenas cosas de la vida. En fin, un tipo chévere.

A los ultra conservadores que lo imaginan un libertino enemigo de la familia, hay que contarles que difícilmente se consigue mejor ejemplo que el de Karl Marx como esposo y como padre. A los comunistas de ceja levantada que consideran que la casa es contrarrevolucionaria, hay que decirles que Karl Marx no solo era insigne mamagallista sino que entre sus lecturas preferidas figuraban los autores satíricos.

Karl Marx durmió en cama blanda A todos los que creen que una persona con preocupaciones sociales no tiene derecho a dormir en cama blanda ni a disfrutar un buen vino es necesario informales que Marx prefería dormir en cama blanda que en cama dura y era definitivamente un amante de los vinos buenos y la buena mesa. Karl Marx habría sido un gozoso usuario de tarjetas Diners, para decirlo en una sola frase. Lo que ocurre con Marx es que todo el mundo habla de él pero casi nadie lo conoce. El capital sigue siendo una de las obras más citadas pero menos leídas por los ciudadanos comunes y corrientes.

La vida de Karl Marx construye materia ignorada por quienes prefieren invertirse su propia biografía mental del ilustre barbudo y acomodarla a sus personales ideas, temores y prejuicios sobre el marxismo bastaría con leerse alguna de las varias y excelentes biografías que sobre Marx han escrito, por ejemplo la de Saul K. Padover titulada Karl Marx, an Intimate Biography para comprender mejor y sin misterio a este hombre que para algunos es un dios y para otros un espíritu maligno. Pero que no era ni lo uno ni lo otro. Un niño alegra el hogar de Enrique y EnriquetaKarl Marx nació el 5 de mayo de 1818 a las dos de la mañana en Trier, la cuidad más antigua de Alemania. Primera peculiaridad: era un hijo de un Enrique (Heinrich Marx) y una Enriqueta (Henriette Presborck); segunda peculiaridad, descendía por ambas puntas de rabinos y acabó atacando el judaísmo. Tercera peculiaridad: fue bautizado dentro del rito luterano en una iglesia jesuita pese a su origen judío. El origen de Marx no era propiamente proletario. 

Su familia era bastante acomodada y formaba parte según Padover, de una «clase privilegiada pequeña pero influyente, socialmente segura, bien vestida y bien alimentada». Karl Marx era de origen burgués, pero no era sordo ni ciego. Por eso, como agrega el autor mencionado, necesariamente fue impactado por el medio ambiente de pobreza y miseria de su ciudad natal. El clásico guerrillero del Chicó, como puede verse.Karl Marx no era el más apuesto de los jóvenes de Trier. De hecho, alguien lo calificó alguna vez como “el más feo sobre el cual haya brillado el sol”. Pero siempre ejerció una particular atracción sobre las mujeres. Fue así como se enamoró de él, con pasión que se deja notar en sus cartas personales las más atractiva y elegante de las muchachas de la cuidad, Jenny de Westfalia. Jenny era de esas señoritas que salen en las últimas páginas de Cromos cada semana. Hija de barón (con b larga), provenía de una familia de rancia aristocracia. Uno de sus hermanos llegó a ser después ministro del Interior de Prusia Bastante gordo, por cierto.

Pese a ser cuatro años mayor que Karl Marx y pese a que ésta era a la sazón un estudiante sin mayores recursos, aficionado a la poesía y a la literatura, la inteligencia de Carlos y las frases dulces que éste le decía al oído, conquistaron a Jenny. Después de un largo noviazgo, se casaron en junio de 1843.Precoz poeta, periodista polémico, permanente perseguido Para entonces ya Karl Marx había estudiado derecho en la Universidad de Bonn (le parecían mortalmente aburridos los textos sobre jurisprudencia, otro síntoma de agudeza) había acudido a la Universidad de Berlín – donde Hegel murió, siendo profesor de seis años antes de que Karl Marx llegara – y se había doctorado en filosofía.

Los años de estudiante muestran a un Karl Marx cuyas notas no eran superiores al promedio aficionado a la vida de muelte (le duraba muy poco en el bolsillo la pensión que le mandaba el viejo Heinrich) e incluso trompadachín. Por allí se supo de un duelo a espada contra otro estudiante que por poco le cuesta el otro derecho. Para entonces Karl Marx estaba más interesado en la poesía que en la revolución. Copio enseguida una traducción personal y libertina al español de su “Soneto final a Jenny”, para que el lector juzgue si resultó o no mejor que abandonara la poesía y se dedicara a la revolución.

Soneto final a Jenny una cosapequeña, debo aún decirte

gozoso acabo esta canción de adiós.

Las últimas ondas de plata van a buscar el aliento de Jenny para encontrar su alma.

Saltando alegres por rocas y torres,

Corriendo a través de torrentes y lluvias

Mientras las horas con el pulso vital

Buscan consagrar en ti su plenitud.

Envuelto en el amplio manto de mi ardor

Elevado y brillante el corazón de orgullo

Triunfantemente libre de fuerzas y presiones.

Recorro con firmeza el espacioso terreno

El dolor se deshace ante tu cara luminosa

Y del árbol de la vida brotan los sueños.

Pese al soneto, Jenny se casó con él y como en los cuentos fueron muy felices.Marx, el periodistaDesde que terminó estudios de la filosofía Karl Marx optó por dedicarse al periodismo que es casi siempre una divertida manera de ser pobre. Fue esta, en realidad, la única profesión que ejerció hasta su muerte.

A partir de 1842 escribió, primero para el Deutsche Jahrbücher y luego para el Rheinische Zeitung una serie de artículos contra la censura de prensa que según Arnold Ruge, constituyen “lo mejor que se ha escrito hasta ahora sobre la materia”. Por desgracia, estos artículos son tercamente ignorados hoy por hoy en casi todos los países que aplican las doctrinas económicas de Marx. Allí señala, por ejemplo que “la libertad de prensa es el ojo omnipresente del espíritu del pueblo: la engastada confianza del pueblo en sí mismo es el vínculo articulado entre el individuo, el Estado y el mundo, la cultura incorporada que transfigura las luchas materiales en intelectuales e idealiza sus formas crudas materiales”. Karl Marx contra el zar de Rusia Durante dos años – 1842 y 1843 – Marx sacudió con sus artículos al gobierno prusiano. En febrero de este último año publicó una violenta crítica contra el despotismo del zar en Rusia y éste Nicolás I, se dirigió a su aliado, el rey de Prusia, solicitándole que se tomarán medidas contra el irrespetuoso periodista. En virtud de esta hermandad internacional contra la “mala prensa” que siempre caracteriza a los gobiernos, el rey Federico Guillermo decidió cerrar el Rheinische Zeitung, del cual era editor Karl Marx. Al salir de Colonia, empezó para Marx una larga y dolorosa vida de peregrino.

Fue repetidamente expulsado de distintos países y ciudades, por decisión propia se despojó de su ciudadanía alemana y cuando quiso readquirirla se le negó, terminó viviendo en Londres – donde finalmente le niegan la ciudadanía inglesa- como ciudadano sin patria, luego de múltiples persecuciones.

 Pero en juego largo hay desquite. Su permanencia en el Rheinische Zeitung le permitió conocer en noviembre de 1843 a Federico Engels, quien sería su intimo amigo, el hada madrina durante sus premuras económicas y su compañero de agitación política y actividades intelectuales. En 1917 un grupo revolucionario inspirado en las ideas de Karl Marx y Engels dio al traste con el zar Nicolás II, sobrino nieto de quien había hecho cerrar el periódico de Marx y borró de Rusia a los Romanov. Mamagallista y gallinazo Marx, ya lo dije, era un tipo chévere muy ajeno a la solemnidad y trascendencia de muchos marxistas que conocemos a los cuales seguramente habría detestado. Tenía la pasión doméstica de poner sobrenombres. Bautizada con apodos a sus amigos a sus hijos, a sus conocidos. “Adoraba el humor – observa Padover – no solo por el humor en sí, sino como munición contra sus enemigos”.Sus escritos polémicos contienen frecuentes sátiras y tomaduras de pelo. Acerca de un mediocre periodista alemán, por ejemplo escribió “Un buen tipo aunque aún no ha descubierto la pólvora “Acerca de dos políticos franceses de la era de Luis Felipe: “El Sr. Guizat tacha de traidor al Sr. Thiers y el Sr. Thiers tacha de traidor al Sr. Guizat e infortunadamente ambos tienen razón. Sobre un filósofo alemán: “El zapatero Jakob Boehme era un gran filosofo. Muchos filósofos profesionales no pasan de ser grandes zapateros: Sobre el nuevo zar ruso: “El Zar es grande, Dios es más grande y sobre todo el zar está aún muy joven”.

Sus intereses en la vida no se limitaban a hacer la revolución y escribir obras dificilísimas y aburridísimas sobre la plusvalía y las alienaciones. Se divertía también con minucias de sonrojante terrenalidad.Su copiosa correspondencia con Engels y otros personajes contiene en medio de análisis económicos profundos y planes de organización de los obreros de Europa, numerosos chismes anécdotas y apuntes. En 1853, por ejemplo, escribía a un amigo acerca del mal que padecía la emperatriz Eugenia de Francia, quien no podía contener ciertos ruidos inevitables y embarazosos,Es apenas un pequeño ruido – comentaba con perverso entusiasmo Karl Marx – un murmullo, casi nada pero tú sabes que los franceses tienen nariz hasta para el menos vientecillo”. Marx era también y pese al formar una pareja perfecta con Jenny de Westfalia algo enamoradizo y gallinazo.La prima de Karl Marx Con Helen Demuth (“Lenchen”) quien fue niñera de los hijos de Karl Marx toda la vida, mantuvo una secreta pasión que dejó de ser tan secreta pasión que dejó de ser tan secreta cuando Lenchen quedó embarazada. Engels, el gran amigo, acudió en socorro de Marx y, de común acuerdo con éste y con Lenchen hizo creer a la familia que el niño era suyo.En otra ocasión, cuando ya llevaba 18 años de casado, tuvo un ligero romance con su prima Nannette, para hacer eco al viejo adagio: “Mientras más primo, más me arrimo”. Estos y algunos episodios más -en 1867 con la distinguida Madame Tenge, en Hannover- hacen pensar que ni siquiera los adustos tratados económicos a los que dedicaba meses y años de estudio lograron ahogar esa vena romántica y galante del Karl Marx poeta.Su sensibilidad no sólo se manifestaba en el cortejamiento de primas. También en la ternura que despertaban en Marx los niños. Es sabido, por ejemplo, que lo que más atraía a Marx en la figura de Cristo-pese a ser Marx ateo- era la especial inclinación de aquel por la defensa de los niños. Karl Marx hace numerosas referencias e investigaciones en sus obras contra la explotación del niño trabajador, y con frecuencia daba limosna a los niños que se la pedían en la calle. En fin, nadie es perfecto.emorroides, forúnculos, catarros, inflamaciones, etc.

https://revistadiners.com.co/cultura/35551_marx-tipo-chevere/ 


 




  









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