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EL TESTAMENTO

 EL TESTAMENTO

Por EDWIN DORIA

Por estos días llegó a casa un viejo amigo con un libro misterioso bajo el brazo. Era un líder comunal que luchó contra grandes monstruos del capitalismo asentado en su territorio para la explotación minera y la destrucción ambiental con la anuencia de autoridades civiles y militares que representan el estado.

El misterioso amigo me condujo hasta una de las habitaciones de la casa, cerrando la puerta con seguro para asegurarse que más nadie entraría. Lo cual me causo curiosidad por saber de qué se trataba. Era una persona integra, defendió con su vida el bien común, muy a pesar de su pobreza económica, nunca torció el camino de sueños posibles de la colectividad, logrando el reconocimiento y respeto de propios y extraños.

Antes que yo pronunciara palabra alguna, manifestó: 

He decidido entregar el testamento en vida. No sabemos que pueda ocurrir en estos días de incertidumbre. No está por demás decirte, las personas defensoras de vida  planetaria estamos en constante riesgo de ser exterminadas, no por fuerzas oscuras, como hacen creer a la opinión pública los medios de comunicación al servicio del capital nacional y transnacional, sino por los mismos que usurpan el territorio, disfrazados de empresarios, políticos y militares.

En cualquier momento descubres que la vida fue cosa del pasado. Y más aún, en un país como este, donde es posible que estés muerto en vida. 

Al notar la ansiedad que lo embargaba, quise ofrecerle un vaso con agua o un café, si así lo prefería, para que hiciera una pausa y se relajara, pero nada, no acepto nada, sino que prosiguió...

Por eso dejaré en tu custodia el testamento que después de mi muerte entregarás a las nuevas generaciones de hombres y mujeres, bien aventurados que heredarán la fortuna o infortunia de nacer en este territorio, porque en este testamento no solo heredaran las riquezas naturales, espirituales y culturales, que hemos protegido y defendido, sino también las deudas, conflictos y luchas que a lo largo de la historia hemos acumulado de generación en generación.

Agradezco buen hombre cuides este patrimonio de luchas históricas y de bienes usurpados desde mucho antes que nos convirtieran en República. Dicho esto el amigo se despidió, no sin antes, advertirme, del peligro que corría al ser custodio de la memoria de las luchas de los pueblos en este territorio.

Pocos días después de nuestra entrevista, supe que lo habian asesinado en la sala de su casa frente a la compañera y los tres hijos. Un asesino a sueldo entró a la vivienda como perro por su casa y con pistola en mano, disparó en repetidas ocasiones sobre el rostro de mi amigo Paco, hasta asegurarse que había  muerto. Luego huyó en una moto con el cómplice.

Al regresar a casa, del sepelio del difunto amigo, encontré bajo la puerta una nota amenazante, que reclama el Testamento.



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