Y la Universidad Dónde Está
Y la Universidad Dónde Está?P
PorJuan Carlos Parra Sanabria.
Todo nos conecta, estamos unidos irreversiblemente a un indiviso, el tiempo y el movimiento, nuestras tendencias y acciones, todo lo que se derive de nuestros pensamientos, siempre buscará el perfecto equilibro. Del bienestar del uno, depende que otros disfrutemos momentos y formas de vivir en armonía, con los conceptos o definiciones similares a la felicidad, si alguien es excluido de ese gran papel colectivo, el sistema colapsa; si un grupo social por pequeño que sea, es reprimido, allí tendremos el germen de la violencia, de la inequidad y nuestra organización política, nuestro estado, será fallido, la democracia será castrada.
Nadie puede ausentarse al certamen del dolor que causa un homicidio y menos desertar a la voz de protesta, la necesidad de repudiar y rechazar con vehemencia las masacres ocurridas en los últimos calendarios en Colombia.
Somos el mismo país, enredado en el pantanero del tiempo, donde los esclavos siguen siendo esclavos, los desterrados siguen errantes, los pobres y miserables caminan vendiendo su fuerza laboral, trabajando 14 y 17 horas diarias, pero todos con un elemento común, son susceptibles a morir en una masacre, o que sus hijos sean asesinados en algún cañaduzal mientras elevan cometas o que las balas asesinas los acribillen por romper la cuarentena, como ocurrió en Samaniego, Nariño, o que la parca llegue a una cancha donde jóvenes indígenas jugaban futbol y los bañe en sangre, sin barca y sin monedas en los ojos, se los lleve a los profundos rincones del Hades.
Usted no puede guardar silencio contra los violentos, menos armarse de mentiras para disfrazar la responsabilidad del gobierno, el fracaso de los partidos políticos que no representan a nadie, la crisis de las instituciones que han sido acorraladas por los sobornados de Odebrecht, los hombres de acero que se oxidaron entre falsos positivos y chuzadas ordenadas no por el estado, el problema no es por ideología, es que no hay ideología, han masacrado la utopía y usted sigue en silencio.
La ciudadanía no puede ser como la pierna que fue mutilada, pero el paciente todos los días siente que le pica en la punta de los dedos; no podemos ser líderes ficticios, ni ser tibios enquistados en la sociedad intentando caerle bien a todo el mundo.
El caos actual tiene tanto octanaje, que la universidad, meca natural del debate y la transformación social, no se ha escapado de la lluvia acida de la mediocridad; hoy la opinión pública sospecha que muchos establecimientos se han preocupado más en recaudar dineros, que encender el fuego de la inteligencia que nos regaló Prometeo. No se les olvide, que todos los exitosos y adinerados corruptos de escándalos como el Guavio, Foncolpuertos, Interbolsa, el carrusel de la contratación de Bogotá, el descalabro del Saludcoop, Fidupetrol, Odebrecht, el desfalco en la gobernación de Córdova, la dirección de estupefacientes, Reficar entre otros atracos al pueblo colombiano, fueron orquestados por ladroncillos muy profesionales y con títulos de las mejores universidades del país y del exterior.
Sólo nos queda decir, como la canción sevillana: que viva la gente, que viva la gente buena, esa que no traiciona y que no se vende.
El Opinadero.com.co
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