ESCRIBE LA GENTE DE LAS CACEROLAS

CARTA ABIERTA AL COMITÉ NACIONAL DE PARO.
Colombia, Señores y Señoras: COMITÉ NACIONAL DE PARO (desde sus dos expresiones: Cafam  y Universidad Nacional).

Reciban  un saludo fraterno y respetuoso aunque este parta de una mirada crítica.

¿Quiénes somos? Algunos somos integrantes de  Organizaciones sociales y políticas, venimos  del  estudiantado  que  se ha  movilizado  por  años,  somos hijos  e  hijas  del Sindicalismo que  ha  arrebatado valiosos derechos para  la  clase trabajadora, somos amigos del campesinado, las negritudes y de  los pueblos indígenas que  defienden el territorio   desde tiempos  ancestrales.  Somos  militantes  de  procesos  políticos  que tenemos años de estar construyendo alternativas, y debatiendo entre  nosotros cuál  es la táctica correcta y quién pone  la línea.

Pero  también  entre  nosotros estamos personas que  nunca habíamos  participado  de una   lucha,  que   no  sabíamos  que   era   eso  de  marchar,  que   de  hecho nos  gusta simplemente  pasar los  días  sin  preocuparnos por  los  que  luchan.  Gente  que  poco  a poco   hemos ido  entendiendo  que  no  basta con  quejarnos  por  las  altas  tarifas  de servicios públicos, por los malos salarios, por el pésimo trasporte con  alto  costo de la gasolina, por los endemoniados impuestos que  tenemos que  pagar hasta por una  libra de arroz.  Gente  que  se cansó de ver cómo un gobierno que  defiende narcotraficantes, que  ama  la corrupción y que  siembra el terror  con  sus aliados paramilitares, nos está hundiendo  en  una  miseria  que  desborda todo  límite  del  aguante. En últimas,  unos y otros  somos  gente que   se  mamó del  mal  gobierno: SOMOS  LA GENTE DE LAS CACEROLAS.

Nos dirigimos a ustedes porque comprendemos que en ustedes está en buena medida la expresión de esa Colombia  que se ha movilizado y luchado por los derechos y la vida digna   de  todas y  todos  durante muchas  décadas,  porque  los  reconocemos como baluartes  de  resistencia  y  dignidad  que  dedican  grandes esfuerzos  para   tratar de arrancarle a los malos gobiernos la dignidad que estos nos arrebatan. Pero reconocer el 
Legado, la  experiencia y la  necesidad de  su presencia conductora, no  nos exime  de manifestar también las preocupaciones que nos genera la pasividad con que se afronta este momento.

En  primer   lugar,  aún   es difícil  comprender  por  qué   si  desde el  21N  (o  antes) el inconformismo popular estaba a flor de piel, y el gobierno cada día daba más razones para  que  ese inconformismo se acrecentára y se tradujera en más gente en las calles, la movilización se fue apagando poco  a poco  y cerrándose a los espacios políticamente correctos de la dirigencia sindical, política  y social que siempre ha dirigido o pretendido dirigir el descontento popular. No es muy comprensible cómo, si la gente en las calles mostraba  la  total   intención  de  mantenerse  en  pie  hasta  lograr   alguna  conquista concreta,  ustedes desde su capacidad  política,  fueron   reduciendo  el  Paro   (el  más importante de  los últimos 40  años) a  una  serie de  puntos de  un  Pliego, que  si bien encarna las exigencias y necesidades más sentidas del  pueblo  Colombiano, se hace ajeno  en tanto se convierte por un lado  en un ejercicio  que  reivindican  y conocen solo quienes entienden de  política  y derechos, y por  otro, en  una  puja  entre  los sectores políticos que actúan en el CNP por ver quién se posiciona mejor.  Se dejó de escuchar a la gente en las calles que exigía y sigue exigiendo la caída de un gobierno a todas luces ilegítimo  porque compró las elecciones, que  se ampara en el narcotráfico, desprecia la vida de los más humildes y se burla, sin pena  ni vergüenza con  cada cosa que  dice  y cada ley que proclama, de cada uno de quienes habitamos este suelo.

Comprendemos que  es difícil  la  Unidad,  que  cada sector político   lee  el  momento político  de  manera distinta, que  cada quien  lo ajusta a  sus intereses y se mueve  en función  de ellos, siendo generalmente intereses loables y en bien de la gente. Comprendemos que  las formas de  hacer las cosas, los métodos, los discursos y las prácticas a veces o casi siempre separan y dificultan  juntar las luchas, porque no todos queremos lo mismo. Comprendemos por ello que  el encuentro del 30 y 31 de enero  se haya   convertido   en   un   Desencuentro   que   afortunadamente  ha   generado  otros momentos y maneras de encontrarnos.

Comprendemos que  somos diversos y que  en esa diversidad ponernos de acuerdo se convierta en una labor más complicada que la lucha  misma contra un gobierno criminal como el que tenemos.

Sabemos también que generar y sostener un Paro  sin banderas y exigencias concretas es un riesgo que  apaga la movilización y que  por ello, y por la imperiosa necesidad de defender los pocos derechos que nos quedan, reconquistar unos y conquistar otros que le den  alivio a la gente de  a pie, se hacía  necesario condensar un  pliego  y trazar  un camino que siga permitiendo luchar  a largo aliento; pero repetimos: eso que en esencia 
es válido y necesario, y políticamente correcto, se convierte hoy en un factor que  está frenando el ánimo  de la gente inconforme, porque ya la gente ni entiende por qué fue el Paro o lo ve simplemente como una serie de demandas que sólo unos pocos saben que son, aunque lo que  se pelea  sea pa todos. El pliego  deja  de ser entonces en un motor que  dinamice  y  potencie  la  Movilización,  a  ser una  sumatoria  más para   nuestros engavetados programas.

Porque comprendemos esas  cosas,  porque llevamos  también años en  las  calles  y carreteras, en las barriadas, en los salones de clase, en las fábricas, en el convite  y el taller  tratando de forjar una  sociedad más justa, es que  nos atrevemos a escribirles y decirles que  es momento de romper esquemas y sobre todo  momento de ser capaces de  interpretar y recoger el sentir de  las mayorías que  más sufren con  este pésimo e ilegítimo   gobierno.  Aquí  no  se trata   de   Petro,  de   Robledo   ni  de   los  intereses  y posibilidades de  ascenso electoral de  ninguno   de  los sectores o  líderes del  campo democrático y alternativo. Aquí se trata  de darnos cuenta que  hay un pésimo gobierno para  las mayorías y que la tarea de quienes conducen es ser capaces de proponer algo que intérprete ese descontento generalizado que ya no se quiere  aguantar mas a Duque y sus amigos.

En tal sentido los exhortamos a seguir haciendo los mayores esfuerzos, sinceros, sin maniqueismos ni talanqueras, por forjar la mayor convergencia y unidad  de acción entre todos los sectores movilizados y los que faltan  por movilizar del país. Aquí no negamos, y de  hecho reclamamos  con  vehemencia,  que  se necesita  una  Dirección  política  del Paro  y la Movilización; eso es fundamental si se desea la victoria.  Pero  esa dirección política  requiere legitimidad y esta no la dan los pergaminos ni cuántas luchas históricamente se hayan  dado, sino que  la da ante  todo  la capacidad para  recoger las voces de  las  multitudes,  sus formas organizativas  y también  las  desorganizadas  y hacer a todos y todas parte  de  una  lucha  que  debe  ser común y JAMÁS  reducirse  a unas cuantas expresiones sociales, sindicales y políticas. Mucha  gente está mamada de  todo  lo que  hace este gobierno; quizás no  toda  la gente que  quisiéramos pero  si muchísimos  más que   los  que   nuestras  organizaciones  alguna  vez  soñaron  poder movilizar y organizar.

Por  ello,  aunque tengan diferencias,  ustedes  cómo CNP  tienen   ante   todo   el  deber histórico de estar por encima de ellas y ayudar  a conducir el descontento popular hacia la conquista de  por lo menos alguna victoria  concreta y no solo pa  dejar  constancias históricas o intentos, o cuando mucho acuerdos con un gobierno que ya bien sabemos se limpia sus suciedades con los papeles firmados.

Por otra  parte, estamos convencidos que  si bien no hay que  renunciar al Pliego  de 13 
puntos y 104  nominales,  y además hay  que  fortalecerlo,  tampoco podemos seguir limitando  las  posibilidades  del  Paro   a  una  eventual  negociación,  que  además este gobierno se niega  a abrir, y que  en caso de darse con  los meses será uno  más de los cientos de ACUERDOS INCUMPLIDOS.

Este gobierno todos los días hace algo más que indigna  a la gente:  demuestra descaradamente que  son corruptos,  que  defienden  y representan a  las  mafias,  que están en sus cargos porque compraron votos y conciencias, que  no les importa la vida de  los  líderes  y  lideresas  sociales,  que   justifican  el  asesinato  de  defensores  de Derechos Humanos, ambientalistas, sindicalistas, estudiantes, jóvenes, activistas LGTBIQ,   pueblos  indígenas  y  negritudes,  intelectuales  y  periodistas  alternativos, mujeres, y hasta de  niños a  quienes dejan  morir  en  desnutrición o  les arrojan   sus bombas. Este gobierno no se sonroja protegiendo narcoembajadores, ni a militares que uniforman civiles para  ganar permisos, ni a fiscales que  investigan a los enemigos del gobierno mientras se hacen los locos con  sus amigos, ni a ministros que  justifican la muerte de  la gente del  pueblo, ni a  los políticos que  hablan bien  de  narcos que  les ayudaron comprando votos, llamándolos "buenos muchachos"; tampoco se avergüenza de poner  como héroes a policías que  son felices matando chicos y sacando ojos, y a militares que  violan  y torturan. Un gobierno que  no  respeta a la gente y que  no  tiene ninguna credibilidad es un gobierno al que  hay que  exigirle que  se vaya, que  renuncien, que  se hagan a un lado; no es un gobierno con  el que  haya  que  negociar para  darle  un respiro  mientras  sigue  en  las  mismas.  Por  tanto,  este Paro  que  se avecina  debería hacer de la renuncia de Duque y su Gobierno  la bandera principal  para  que las mayorías cansadas  de  lo  mismo  de  verdad   se sientan  recogidas  y  en  correspondencia  se vuelquen a las calles y carreteras.

Que eso abra  una  caja  de Pandora y también los intereses de los más perversos entre los perversos se empiecen a mover, es posible. Pero  lo que  venga  después también dependerá de  nuestra capacidad de  ser más atrevidos y romper los moldes, de  no conformarnos y comprender que  estos son tiempos  para  dar  saltos  enormes y no seguir  en  el eterno camino  de  las  procesiones  que  en  el mejor  de  los  casos da  un regular   acuerdo que  al  ser incumplido  trae   nuevas desesperanzas.  Que  estos son tiempos para  tomar la iniciativa y procurar algo distinto.

El grito principal  de la gente el 21N, el 27N, el 4D y el 10D fue ¡FUERA DUQUE! En esos tiempos el ánimo  movilizatorio estaba a flor de piel y la fuerza  de la movilización con dispocision de  crecer. No  es cuestión de  sumar puntos a  un  pliego  eterno, sino de reconocer cuál  es la causa inmediata de este desastre, qué  es lo que  la gente quiere. Ahí puede estar la potencia para  que  desde el 25M se desate un nuevo  momento de 
Paro  Nacional que traiga  una victoria política  y simbólica, que puede sumar mucho más que  miles de  agendas políticas correctas con  pliegos que  se negocian alejados de  la gente u que  terminan en un documento que  para  los gobernantes no es más que  otro papel  en sus escritorios.

Las cacerolas están ansiosas por volver a sonar, razones hay de sobra, pero se necesita hallar la batuta adecuada que las haga retumbar.

La Gente de las Cacerolas.


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