LA INFORMALIDAD, SALPICON PREGUNTA SIN RESPUESTA

La informalidad que se practica

con la motocicleta en Colombia
ha logrado una señal clara para sobrevivir, la creatividad de los sectores menos favorecidos,  ideo una actividad profesional que se llama Mototrabajador, con creciente salida laboral; Padres y madres cabeza de familia, desempleados,  reaccionaron y desafiaron la norma, para mostrarle al país y al mundo, los vacios jurídicos por los que atraviesa el transito, la movilidad, el transporte, y la justicia social, y con la misma velocidad que en su momento exigen un futuro para sus hijos, en educación, salud, vivienda o para las carreras intermedias, el mundo desempleado local, vio en la motocicleta un “nicho”, según la jerga del marketing capitalista y comercial, con enormes posibilidades de solución a el núcleo familiar.

Durante años, la marginación y crítica A esta actividad,  ha sido terreno de políticos institucionales y populares solo para el manoseo y abuso social,  el diseño de los mototrabajadores en sindicato alternativo, se crea en respuesta al sindicato tradicional,  que  solo pelea por la barriga y que sea convertido en una aristocracia sindical estéril, porque no produce política pública, para el colectivo  de sus bases,  si no que  abandona al obrero en toda su dimensión,  a merced del capital extractivista y extranjero.

Hoy el Mototrabajador  ha venido ensanchando sus fronteras y rodea a los municipios de Colombia,  con una variedad de nuevas vivencias y funciones multiculturales, refina sus demandas,  porque la discriminación y crisis continúa,  porque hoy hace falta subsistir, la oferta y demanda  se multiplica en especialidades que practican los mototrabajadores: mayores de la tercera edad, madres cabeza de hogar, jóvenes entre 20 y 45 años de edad catalogados como fuga de talentos y se le suma la tercerización laboral que es igual a gestión informal, porque la era laboral termino hace treinta años, y la  lucha obrera hoy,  tan solo defiende lo poco que se puede, sus dirigentes tan solo se reparten los cargos a administrar y pedirle al gobierno que  diseñen para ellos programas innovadores en un campo pleno de ofertas que excluyen e invisibilizan a las luchas informales.

Colombia se queda atrás de las cortinas y no hace  eco a la tendencia alternativa de América,   que ya tiene años de experiencia en las luchas antiimperialista y  sigue en otro plano,  aquí se crean coyunturas y escenarios, se publican libros sobre violación a los derechos humanos, sobre la tierra, lo multicultural y se abren posibilidades de investigación,  en todo aquello que acomoda y sostiene a los dirigentes, desde seleccionar y colgar en la web, sus etiquetas, hasta criticarlas y estudiarlas, pasando por promoverlas en el mercado.

En ese sentido, el campo laboral de la informalidad -nunca como hoy,  una actividad colectiva POR ORGANIZARCE- ha logrado la señal más clara de unificar e integrar la motocicleta,  como un elemento más de la canasta familiar,  para después ser pensado como actividad de Mototrabajador profesional.

Paralelamente a este interés más informal, el auge de la oferta y demanda desborda y alcanza al público común: todos quieren ser, todos quieren ganar, ante un auditorio ávido de entender y formar parte de un universo informal que abre sus puertas, pero hay palos en las ruedas, con los seudolideres que mantienen algunas barreras traspuestas y no aceptan ni la crítica, ni la promoción de nuevos liderazgos.

A la proliferación del Mototrabajador le asiste una gran diversidad. Por un lado, hay un conjunto de propuestas destinadas a un público interesado y por otro esta el discurso político que atribuye a la cultura ciudadana, que ve la movilidad como un derecho social, y la capacidad de integrar socialmente al sector popular con la comunidad y el estado; la informalidad se puso de moda,  y aún en expansión, tiene dimensiones modestas y una multiplicación de ofertas que no arriesgan demasiado desde el punto de vista organizativo.

Todo un logro para una actividad que en muchos imaginarios sigue asociada a la pobreza. No es casual que el estímulo, que hoy da resultados visibles, haya comenzado desde los años 90, el campo del arte informal ha tenido un impulso por una necesidad de autoexpresión,  en una sociedad que intenta recuperar la libertad de hacerlo; Y eso viene  alimentando la fortaleza del campo informal,  sobre la base de un instrumento sindical que  quiere unir La informalidad,  que ha sido la tabla de salvación para sus hogares y que  llena una voluntad de autoconocimiento en nuevos dirigentes empíricos.

No es la época de la informalidad, con relación a las esferas sociales, Se ha producido efectivamente un cambio en el lugar de la cultura y los gobiernos. La informalidad como la  cultura aparecía en el imaginario como algo propio de una elite, que representaban un plus por encima de las necesidades básicas de la gente. Hoy está incorporado a la vida social, a la producción económica y a la política. Hoy, La informalidad de la motocicleta tiene una relevancia en la estatización de los productos de consumo.


Ha habido un giro en las ciencias sociales y las humanidades, en el que muchos planteos teóricos de larga data en la historia sindical  alcanzaron un papel central en el estado,  asumiéndolo como en otras disciplinas,  Y como la historia de la cultura o la historia intelectual, los estudiantes empíricos ¿NOS PREGUNTAMOS? y nos quedamos observando  a esas  representaciones, en lo simbólico,  ¡si volviera Bolívar, Allende, Camilo, el che que le responderíamos?, que vergüenza decirles que apenas estamos en la etapa de  decodificación de sus textos y que estamos en la investigación de sus vínculos entre imagen y escritura y que es algo que la historia popular actual apenas  viene trabajando.!!!!                           PERIMETROS DE CIUDAD


CUADRO DE HONOR DE VEINTITRÉS MUNICIPIOS DE COLOMBIA
ASAMBLEA DE MOTOTRABAJADORES DEL CAUCA
SUNMCOL PIENDAMO CAUCA

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