EL NUEVO TRANSPORTE



Es una solución para los marginados que, de ordinario, son los más pobres.


LA OPINION 16 DE DICIEMBRE DE 2013

Y es una fuente de ingresos para miles de familias de las principales ciudades del país, que no tienen otra forma de llevar comida a casa que mediante el ejercicio de una actividad ilegal, pero definitivamente útil: el Mototaxismo. Y, hay que decirlo de una vez, es necesario que lo legalicen y lo formalicen.

El Mototaxismo es una solución, pues como señala el Fondo de Prevención Vial, se trata de un “servicio que cubre una demanda que no está siendo atendida por ningún otro medio de transporte” y al cual los usuarios califican como bueno. El propio Fondo de Prevención Vial recomienda “buscar alternativas para formalizar y reglamentar” el Mototaxismo y sugiere no eliminarlo, en lo cual entra en contradicción con los transportadores urbanos reconocidos, que califican de piratas y demonizan a los mototaxistas, y los acusan de ser la razón por la cual el transporte masivo dejó de fluir hacia y desde los barrios apartados.

En Cúcuta, las motos fueron la solución para la gente que vio cómo todos los vehículos de transporte masivo en algunos casos, dejaron de ir hasta sus barrios. Es un servicio barato, muy rápido, y con la ventaja de que lleva al usuario hasta la puerta. No es cómodo, de acuerdo, ni eficiente, por cuanto solo permite un usuario —usuaria, en el caso de Cúcuta— sin equipaje. Pero, contra el criterio de muchos, no es más inseguro que los demás sistemas, según el fondo, que estudia el fenómeno desde hace algún tiempo y en al menos 14 ciudades y pueblos grandes.

Ya no hay manera de erradicarlo sin causar un grave problema social que afectaría a los usuarios, por un lado, y a los motoristas, por el otro, y todo ello en los sectores de los colombianos más pobres. En pocas palabras, el Mototaxismo llegó para quedarse. Lo que se debe hacer es idear fórmulas para reconocerlo legalmente y para reglamentarlo. Una de ellas podría ser un sistema de financiación que les permita a los mototaxistas adecuar su moto para que preste un servicio con algo más de comodidad, y educarlos para que eviten las conductas que acostumbran cuando van por las calles.

En Cúcuta, por ejemplo, se podría pensar en la manera de vincular a los mototaxistas al sistema de transporte masivo que reemplace al remedo de sistema que hay. Los empresarios legales pueden estar seguros de que muchas usuarias han optado por acudir al Mototaxismo, antes que montarse en esas chatarras ambulantes que llaman lechuzas.

Y, si los taxistas siguen abusando, como lo hacen a pesar de las ruidosas amenazas inocuas del alcalde, pues también podrían quedarse sin su fuente de ingresos. Cualquier mujer paga gustosa entre 1,500 y 3,000 pesos, para que la transporten a los sitios más alejados, antes que rogarles a los taxistas para que lo hagan, y luego desgastarse regateando una tarifa que siempre será cara.

El ministerio de Transporte asegura que el Mototaxismo es ilegal y que lo seguirá siendo, y que no existe “ningún interés” en adelantar un ejercicio para legalizarlo. Esta es, sin embargo, una postura menos radical que la que adoptó alguna vez el estado ante problemas como la marihuana, por ejemplo, y ya vamos en que se acepta la dosis mínima.


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