El Mototrabajador: Origen Campesino, Informalidad Urbana y la urgente necesidad de Tierra, Vivienda y Seguridad Social
En las ciudades y municipios del país, miles de mototrabajadores garantizan la movilidad diaria y sostienen una parte fundamental de la economía popular. Detrás de cada motocicleta hay una historia de desigualdad social. La mayoría de estos trabajadores proviene del campo, de familias campesinas que se vieron forzadas a migrar por la falta de acceso a la tierra, el abandono estatal y la ausencia de oportunidades productivas.
Un estudio socioeconómico del mototrabajador demuestra que esta población no llegó a la informalidad por decisión propia, sino como consecuencia de un proceso histórico de exclusión que comienza en el campo y se profundiza en las ciudades.
Informalidad laboral y desprotección en seguridad social
El estudio evidencia que la mayoría de los mototrabajadores no cuenta con acceso pleno a la seguridad social. La falta de afiliación a salud, pensión y riesgos laborales los expone a una vulnerabilidad permanente. Un accidente de tránsito, una enfermedad o una incapacidad pueden significar la pérdida inmediata del sustento familiar.
Esta desprotección no solo afecta al trabajador, sino que tiene un impacto directo en sus familias y en el sistema social, al trasladar los costos de la informalidad a toda la sociedad.
Vivienda precaria y exclusión urbana
Otro aspecto crítico es la situación de vivienda. Los bajos ingresos y el alto costo del suelo urbano impiden que miles de mototrabajadores accedan a una vivienda digna. Muchos viven en arriendo, en asentamientos informales o en condiciones de hacinamiento, lo que limita su estabilidad y su posibilidad de construir un proyecto de vida a largo plazo.
Tierra, vivienda y protección social: una solución integral
El acceso a tierra productiva, vivienda digna y seguridad social es una solución estructural para mejorar la calidad de vida del mototrabajador. Recuperar el vínculo con el campo, mediante programas de acceso a tierra y apoyo a la producción rural, permitiría generar ingresos sostenibles y reducir la dependencia de la informalidad urbana.
De igual manera, se requieren esquemas de seguridad social flexibles, solidarios y progresivos, acordes con la realidad del mototrabajo, que garanticen protección efectiva sin excluir a quienes hoy sobreviven en la economía popular.
Llamado directo al Estado y al Congreso
El estudio Socio Económico, Político y Cultural del Mototrabajador constituye un llamado urgente al Estado y al Congreso de la República para que reconozcan al mototrabajador como sujeto de derechos y actúen de manera inmediata. Es indispensable avanzar en políticas públicas integrales que garanticen:
Acceso real y efectivo a la seguridad social.
Programas de vivienda digna adaptados a los ingresos del trabajador popular.
Políticas de acceso a la tierra y fortalecimiento de la economía campesina.
Reconocimiento laboral y protección frente a los riesgos del trabajo.
El país no puede seguir sosteniendo su movilidad y su economía popular sobre la base de la exclusión y la informalidad. Dignificar al mototrabajador es una responsabilidad del Estado y una tarea legislativa inaplazable.
Reconocer su origen campesino, su aporte social y su derecho a una vida digna es avanzar hacia una sociedad más justa, equitativa y con futuro.



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