El gobierno de las minorías con garantías
En Colombia, existen tres razones relevantes, más que otras, por las cuales gobiernan las minorías políticas.
Una, por el diseño del sistema político, que le otorga poder político sobre el Estado a mafias, maquinarias, clanes, familias, y otras cuantas formas minoritarias que cooptan el Estado local/regional -salvo algunas excepciones-. Y esto genera desigualdad política, es decir concentración del poder político en pocas manos.
Dos, las contralorías -el sistema de Control Fiscal - se usa para mantener y aumentar el poder político, más no, para reducir la desbordada corrupción -ver este informe en https://www.estudiosanticorrupcion.org/electoral/. Y esto genera desigualdad económica, es decir, los recursos del Estado, el dinero de los contribuyentes va a parar en pocas manos y no se resuelven los problemas sociales, menos educación, mal servicio de salud, más pobreza.
Y tres, la gente, el ciudadano desprevenido, no vota, la abstención es la reina y razón del porque siempre están los mismos con las mismas. En la pasada elección para Presidente de la República, No salieron a votar 16 millones de personas, de los 36 millones de ciudadanos aptos para sufragar. Ver en https://elecciones1.registraduria.gov.co/pre_pres_2018/resultados/2html/resultados.html. Y esto le da forma a la siguiente implicación matemática: de la desigualdad política a la desigualdad económica. Es decir, el poder político se usa para crear pobreza y enriquecer a unos cuantos. Este es el monstruo -el Leviatán-de nuestros males sociales.
por estas razones, las minorías políticas conservan -a como dé lugar- el poder político, y para ello usan el poder del Estado, las contralorías y la abstención.
Es preciso que el sistema de Control Fiscal deba rediseñarse institucionalmente, se podría pensar, salvo mejor opinión, que la función fiscalizadora sea asumida por quienes el Estatuto de Oposición legitima como oposición política, por ejemplo. De lo contrario, el contralor será elegido de las mismas minorías que “ganan” elecciones, fingiendo transparencia en monumentales trampas en los supuestos concursos de méritos. Por ejemplo, el contralor del Valle es del mismo grupo de la actual gobernadora, ¿con que autoridad moral le va a hacer control, si le debe el cargo? y ¿los diputados profesor? Bien gracias, son unos simples notarios. Del Cauca ni hablar.
Las minorías que detentan el poder saben que, con la compra de votos, los contratos sastre y la corrupción de la “chiquita” y de la grande, mantienen el poder político por muchos años y entonces se vuelven dictadores disfrazados de democracia.
Por ejemplo, usan lo que yo denomino “Terrorismo del Hambre” y una de muchas “estrategias” consiste en exigirle al que recibe el “contratico” poner los votos de su familia y amigos cercanos, suceso dantesco que lo verifican el día electoral, con los números de cedula que el aterrado ciudadano ha entregado previamente. “Te estamos dando de comer” le dicen al pobre contratista y si no lo hace, no le será renovado el “contratico”, y engrosará el creciente indicador de desempleo de economías locales, que solo viven de las transferencias del Estado. Territorios manejados por políticos sin creatividad política incapaces de crear economías regionales de valor agregado.
Si no hay un profundo rediseño institucional de nuestro Sistema Político, el poder político seguirá en pocas manos. La descentralización política habría que pensarla con federalismo político.
Veamos este ejemplo, por ejemplo, que muestra una falla del sistema político: En las elecciones regionales del 2019, el municipio de Buenaventura, Valle del Cauca, obtuvo los siguientes resultados: https://elecciones1.registraduria.gov.co/pre_elec_2019/index.html#/alcalde/156/colombia/valle/buenaventura, el ganador de las elecciones obtuvo el 24.13 % (28.002) de los votos, los perdedores y el voto en blanco obtuvieron el 75.87 % (88.039) de los votos válidos. ¡El sector político que gobierna a Buenaventura es una minoría! Ahora bien, la abstención electoral en este municipio costero fue del 45%, es decir, 102.610 personas de las 230 mil aptas para votar NO salieron a sufragar.
El asunto aquí no es, si quien gana las elecciones es bueno o malo o que ideología representa, no, no es eso, es que en este caso como en muchos en Colombia, quien gana una elección NO representa la generalidad de la ciudadanía. En una simple suma, de los que se abstuvieron y de los perdedores, 190.649 ciudadanos de Buenaventura, ni estuvieron de acuerdo, ni les motivo otorgarle confianza al actual mandatario porteño. Los votos que obtuvo el actual alcalde solo representan el 12.23% de todo el potencial electoral de Buenaventura.
Así que, el principio constitucional de mayorías electorales debe ser revisado profundamente, porque como esta, legitima el gobierno de las minorías políticas. No obstante, hay casos aislados como en el Magdalena y Santa Marta, donde son la excepción a los anteriores cálculos, gobiernan mayorías con baja abstención, es un caso para revisar que no cabe hoy en esta columna.
Ellos, los que no votan y los que venden el voto y el actual diseño institucional constitucional permite que estemos bajo el gobierno de las minorías políticas, y por esa razón, el actual Congreso derogó la ley de garantías, es la garantía para no perder el poder político. Ahora podrán hacer contratos y “contraticos” a diestra y siniestra, para elegir a los mismos Anatolios de siempre (https://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/anatolio-vote-si-momento-en-que-jennifer-arias-pide-modificar-ley-de-garantias/20211022/nota/4173148.aspx), a menos que, la ciudadanía salga a votar con fuerza y decididamente, y vote por nuevos liderazgos, por el cambio, no hay otra.
Por Francisco Pantoja - Twitter: @fjpantoja
Así trabajan muchas sectas, ONGs. y hasta organizaciones populares, repiten el modelo presidencialista y tradicional, lo disfrazan con discursos alternativos, y perduran por años administrando corrupción,
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