EL PLAN DEL PENTAGONO SOBRE LA FRONTERA COLOMBO VENEZOLANA
La Zona Temporalmente Autónoma: el plan del Pentágono
para la frontera colombo-venezolana
Por José Negrón Valera: Jeff Cooper, el creador del código de colores con el
que solemos asociar los niveles de amenaza, escribió en su libro Principios de
Defensa Personal, que mucho más importantes que las armas o la experticia en el
manejo de estas, es constituir una verdadera mentalidad de combate.
No hay otra manera, según el ex marine, de sobrevivir
a un evento que amenace la seguridad de un individuo. En la actual coyuntura
venezolana, el presidente Nicolás Maduro, ha ordenado al Ministerio de Defensa
en pleno, en especial al Comando Estratégico operacional, "elevar el nivel
a alerta naranja" ante un posible ataque al territorio nacional por parte
de Colombia. Aunque los protocolos específicos que se corresponden con este
nivel, sean confidenciales o restringidos, es posible avizorar las acciones que
se corresponde a un estado que podríamos considerar de pre-bélico y abrir el
debate en torno a cómo plantear una defensa integral de la nación.
Construir la Zona Temporalmente Autónoma
Estados Unidos aprendió de su fatal experiencia en
Vietnam, importantes lecciones sobre el tipo de guerras que se lucharían en el
futuro. En vez de satanizar la guerra de guerrillas y el combate asimétrico,
los metabolizó y convirtió en parte de su doctrina militar, en especial, con la
conocida guerra de cuarta generación.
Luego, bajo el gran paraguas de la estrategia no
convencional, el teniente coronel de la marina Frank Hoffman, impulsó la noción
de Guerra Híbrida para definir "...guerras polimorfas por su
naturaleza…" que pueden ser conducidas y peleadas tanto por los Estados,
así como por "una variedad de
actores no estatales, que incorporan una variedad de modos de guerra diferentes,
incluyendo capacidades convencionales, tácticas y formaciones irregulares,
actos terroristas incluyendo coerción, violencia indiscriminada y desorden
criminal. Estas actividades multimodales pueden ser conducidas por unidades
separadas o aún por la misma, pero son dirigidas operacional y tácticamente
dentro del mismo campo de batalla para lograr los efectos sinérgicos en todos
los niveles de la guerra...", resalta el militar estadounidense.
El general Váleri Guerásimov, jefe del Estado Mayor
General de las Fuerzas Armadas de Rusia, diría a propósito de la perspectiva
Híbrida que en el siglo XXI había una tendencia a "borrar las líneas entre
el estado de guerra y paz". Las guerras ya no se declararían y tampoco se
desarrollarían siguiendo "un patrón habitual". Los métodos y tácticas
no militares, además, serían más importantes que las propias armas, añade el
militar ruso.
Hoffman ha declarado que el objetivo de una guerra
híbrida sería avanzar en "la desintegración social interna y el quiebre de
la voluntad política del adversario". No es una estrategia militar
propiamente dicha, sino sociopolítica. Es por esta razón que tomamos del
ensayista Hakim Bey su noción de Zona Temporalmente Autónoma, para aplicarla a
los terrenos sinuosos de la guerra híbrida.
Aunque Bey utiliza el concepto como un alegato en
favor de nuevas formas de relación humana y de organización social donde no
medie el control social de las instituciones erigidas bajo el modelo del
Estado-Nación, las características que ofrece son clarificadoras en cuanto a lo
que puede ocurrir en los próximos meses en los más de 2 mil kilómetros de
frontera común entre Venezuela y Colombia, y quién sabe si en la zona Sur
(Guayana) y este (Esequibo) del país bolivariano. La zona temporalmente
autónoma define un espacio dónde los límites del poder establecido por el
Estado se han difuminado. El relacionamiento de los individuos se establece a
partir de pautas locales y de una expectativa de la vida que no obedece a
reglas supra individuales, sino que son tejidas a partir de la coyuntura que se
impone.
Al fracturarse el Estado o la lógica societal, por no
responder a la expectativas de los individuos, estos se rehacen en una cantidad
de formas y mecanismos de interacción donde las nuevas éticas surgen y los territorios
ya no siguen las coordenadas impuestas por las constituciones nacionales sino
por las expectativas de entender la nueva circunstancia.
Para cualquiera que conozca la realidad de la frontera
colombo venezolana, se le hará familiar estas consideraciones. La línea
fronteriza no la determinan los Estados, sino las necesidades de las
comunidades locales. Los colombianos pasan la frontera para atenderse en los
hospitales gratuitos en Venezuela y muchos venezolanos cruzan para trabajar de
manera temporal o hacer compras en Colombia. Se crean nuevas identidades
fronterizas, donde es muy difícil para muchos decirse venezolanos o
colombianos, simplemente se sienten como “gente de frontera” con posibilidades
de ser y pensar de acuerdo a lógicas mucho menos dicotómicas que las que les
impone la nacionalidad en uno u otro lado del territorio.
Si a esto le sumamos la situación propia del lugar,
con redes de bandas de narcotráfico, paramilitares y fuerzas guerrilleras, cada
una con su agenda y objetivos particulares. La zona se complejiza y poco a poco
se desapega del cuerpo nacional. Así como la economía de guerra, ha impulsado
en Venezuela una variedad de islas sociales que no se adhieren a ninguna ley,
ni ética o moral estatal, como los comerciantes que remarcan los precios esté o
no el dólar a la baja, o funcionarios que tejen redes de corrupción para
transar los bienes de la nación venezolana, de la misma forma, una escalada en
el nivel de violencia en la frontera puede degenerar en la aparición de un
nuevo tipo de territorio de facto, que no será ni venezolano, ni colombiano,
sino que tendrá a la guerra como única identidad.
En la ZTA, convive el narco-paramilitarismo y las
bandas criminales en lucha contra la guerrilla colombiana. La guerra planteada
por Washington busca convertir dicho territorio en una zona desregulada, y por
lo tanto correr la línea fronteriza desapareciendo la capacidad del Estado
venezolano de actuar en dicho espacio. Pero el desplazamiento por la vía de
hecho, de la línea territorial, intenta llevar el ataque contra la guerrilla
hacia Venezuela. Una persecución en caliente, con esa excusa, es el falso
positivo más probable. Obligaría a la FANB a pasar de alerta naranja, a
roja. No es descartable que el inicio de
hostilidades en la frontera con Colombia, derive en otras ZTA al sur (Guayana)
y al este (Esequibo) de Venezuela.
Estudiar lo
ocurrido en la frontera entre Ucrania y Rusia, especialmente en las zonas
orientales de Donetsk y Lugansk, sería una tarea de primer orden para entender
qué clase de conflicto se puede avecinar. Tal y como lo consideramos en un
artículo anterior, existen formas de balcanizar los países a través de la
promoción de enclaves, que al multiplicarse terminan haciendo metástasis y
sesionando amplios espacios de un territorio.
En la hipótesis planteada por el Pentágono, puede que no esté previsto
una intervención militar directa sobre Venezuela, sino un deterioro de las
condiciones de vida en la frontera. Washington demostraría así que no solo está
en capacidad de vulnerar la economía de Venezuela, sino su integridad
territorial.
https://mundo.sputniknews.com/firmas/201909071088615145-la-zona-temporalmente-autonoma-el-plan-del-pentagono-para-la-frontera-colombo-venezolana-/
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