PANORAMA POLÍTICO PARA EL 2018.
Por
Hernando Arboleda.
Nunca
en las circunstancias sociales, económicas y políticas del país, se habían
presentado unas condiciones coyunturales tan variadas y complejas, donde el
debate entre tantas banderías como las que estamos viendo en la actualidad, se prepararan
para enfrentar las próximas elecciones del 2018.
Lo
primero a mencionar es la cantidad de aspirantes de la élite, hoy fraccionada
entre santistas, uribistas, Vargas lleristas, liberales y conservadores, engarzados
en una enconada disputa por el poder. Esto puede generar varias posiciones políticas
desde el punto de vista de los grupos sociales que componen la sociedad.
Algunos sectores se dejarán llevar por el pesimismo, la confusión, y el
desinterés en participar. Aquí se puede incluir el repudio hacia la clase
gobernante por la cantidad de casos de corrupción conocidos en los últimos años.
Es tanto el rechazo que hasta un reconocido periodista anda recomendando el
voto en blanco, situación que puede aumentar el abstencionismo estéril sin
aportar ninguna solución. Otros sectores, empresarios, comerciantes, empleados,
o los indecisos que han visto desmejorar sus ingresos, estarán reflexionando
sobre el futuro que le espera obligándolos a tomar la decisión que consideren
más conveniente. Esta franja de ciudadanos puede jugar un papel importante para
inclinar la balanza a uno u otro lado.
Como
el panorama que se avizora es complicado porque no ofrece seguridad para obtener
las mayorías en una primera vuelta, se están fraguando alianzas entre las
élites, pero también entre los partidos y movimientos alternativos, esta
situación ofrece una buena oportunidad de cambio. Se sabe que los pueblos
cambian cuando en el cerebro de la gente se aclaran las ideas llevándolos a
entender que para lograr el progreso es imprescindible la unidad de los débiles
para enfrentar a los poderosos sin dejarse engañar.
Otro
factor para tener en cuenta es el reciente acuerdo entre el gobierno y las Farc
para dejar las armas e integrarse a la vida civil, factor que están utilizando para
atizar la polarización entre el santismo y el uribismo que en todo coinciden,
pero discrepan en el método utilizado, por decir lo menos.
La
polarización del pueblo entre rojos y azules les sirvió durante más de un siglo
para monopolizar el poder y gobernar a su antojo, ahora parece que la
estrategia de la división la quieren continuar para seguir “los mismos con las
mismas”. Nadie puede negar que la desigualdad social, los niveles de pobreza, atraso,
desempleo y los problemas de salud y educación que hoy imperan en Colombia es
obra de los políticos que nos han gobernado. El debate lo adelantan a través de
los medios de comunicación donde muchos comunicadores fabrican las opiniones de
acuerdo con los intereses de los propietarios de esos medios, por algo llaman a
la prensa radio y televisión el cuarto poder.
Hoy por hoy, la tecnología de las redes
sociales son también un escenario novedoso capaz de producir efectos
impredecibles en las campañas políticas. Además, viene descollando una
generación de nuevos políticos, honestos, sensibles, con verdadero sentido de
amor patrio, de justicia, de equidad y, sobre todo, con deseos de sacar el país
del oscurantismo en que lo han mantenido las rancias castas de la oligarquía
colombiana.
Ocaña,
diciembre de 2017.
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