Observatorio de Realidades Sociales
SEMANARIO 122
PRESENTACIÓN
Compartimos el Semanario Realidades y Presencias # 122, con el don del perdón dado a quienes alguna vez se fueron de la vida civil para ir a la guerra; compartimos con nuestros imaginarios comprometidos en el nuevo país que se debe dibujar y poetizar luego del domingo 2 de octubre; compartimos este Semanario con las manos y pies dedicados a construir territorios de paz desde la cotidianidad de nuestras comunidades.
Compartimos con la esperanza rebosante y llena de alegría ante el nuevo momento de país que nos espera y el cual debemos no sólo celebrar, sino también dedicarle esmero en pos del cuidado de la vida, del cumplimiento de los acuerdos, del perdón y de la sanación de las violencias, rencores y venganzas.
El 2 de octubre será un día para guardar en la memoria colectiva, como el Día del Perdón, el día de la reconciliación de un pueblo, de una comunidad que se sobrepuso a la guerra para dedicarle todo su amor a la construcción de una paz fundada en el vínculo entre comunidades y territorios.
Compartimos con la esperanza rebosante y llena de alegría ante el nuevo momento de país que nos espera y el cual debemos no sólo celebrar, sino también dedicarle esmero en pos del cuidado de la vida, del cumplimiento de los acuerdos, del perdón y de la sanación de las violencias, rencores y venganzas.
El 2 de octubre será un día para guardar en la memoria colectiva, como el Día del Perdón, el día de la reconciliación de un pueblo, de una comunidad que se sobrepuso a la guerra para dedicarle todo su amor a la construcción de una paz fundada en el vínculo entre comunidades y territorios.
A propósito de la convocatoria al plebiscito del próximo 2 de octubre, para buscar los mejores caminos para nuestra sociedad, célebremente Carlos Castro Saavedra poetizó alguna vez sobre la paz de Colombia. Escribió entonces:
Cuando se pueda andar por las aldeas y los pueblos, sin ángel de la guarda.
Cuando sean más claros los caminos y brillen más las vidas que las armas.
Cuando los tejedores de sudarios oigan llorar a Dios entre sus almas.
Cuando en el trigo nazcan amapolas y nadie diga que la tierra sangra.
Cuando la sombra que hacen las banderas, sea una sombra honesta y no una charca.
Cuando la libertad entre a las casas con el pan diario, con hermosa carta.
Cuando la espada que usa la justicia aunque desnuda se conserve casta.
Cuando reyes y ciervos, juntos al fuego, fuego sean de amor y de esperanza.
Cuando el vino excesivo se derrame y entre las copas viudas se reparta.
Cuando el pueblo se encuentre y con sus manos teja, él mismo, sus sueños y su manta.
Cuando de noche grupo de fusiles no despierten al hijo con su habla.
Cuando al mirar la madre no se sienta dolor en la mirada y en el alma.
Cuando en lugar de sangre en el campo corran caballos, flores sobre el agua.
Cuando la paz recobre su paloma y acudan los vecinos a mirarla.
Cuando el amor sacuda las cadenas y le nazca dos alas en la espalda.
Sólo en aquella hora,
Podrá el hombre decir que tiene patria.
Teniendo entre las retinas y el oído al poeta, en esta ocasión, a pocos días de la decisión histórica de la sociedad colombiana sobre los acuerdos para la superación del conflicto político armado y la construcción de paz estable y duradera, invitamos a que cada persona tenga un espacio de silencio, saque momentos de diálogo consigo misma y a que se haga animador(a) de conversaciones fraternas sobre el camino que tenga mayor sentido de esperanza, de conversión, perdón y reconciliación. En este momento de verdad, se necesita que pensemos y actuemos sin miedo, con esperanza y con sentido de trasformación y mejoramiento del mundo que compartimos. ¡Que la paz se haga con vos…!
Cuando se pueda andar por las aldeas y los pueblos, sin ángel de la guarda.
Cuando sean más claros los caminos y brillen más las vidas que las armas.
Cuando los tejedores de sudarios oigan llorar a Dios entre sus almas.
Cuando en el trigo nazcan amapolas y nadie diga que la tierra sangra.
Cuando la sombra que hacen las banderas, sea una sombra honesta y no una charca.
Cuando la libertad entre a las casas con el pan diario, con hermosa carta.
Cuando la espada que usa la justicia aunque desnuda se conserve casta.
Cuando reyes y ciervos, juntos al fuego, fuego sean de amor y de esperanza.
Cuando el vino excesivo se derrame y entre las copas viudas se reparta.
Cuando el pueblo se encuentre y con sus manos teja, él mismo, sus sueños y su manta.
Cuando de noche grupo de fusiles no despierten al hijo con su habla.
Cuando al mirar la madre no se sienta dolor en la mirada y en el alma.
Cuando en lugar de sangre en el campo corran caballos, flores sobre el agua.
Cuando la paz recobre su paloma y acudan los vecinos a mirarla.
Cuando el amor sacuda las cadenas y le nazca dos alas en la espalda.
Sólo en aquella hora,
Podrá el hombre decir que tiene patria.
Teniendo entre las retinas y el oído al poeta, en esta ocasión, a pocos días de la decisión histórica de la sociedad colombiana sobre los acuerdos para la superación del conflicto político armado y la construcción de paz estable y duradera, invitamos a que cada persona tenga un espacio de silencio, saque momentos de diálogo consigo misma y a que se haga animador(a) de conversaciones fraternas sobre el camino que tenga mayor sentido de esperanza, de conversión, perdón y reconciliación. En este momento de verdad, se necesita que pensemos y actuemos sin miedo, con esperanza y con sentido de trasformación y mejoramiento del mundo que compartimos. ¡Que la paz se haga con vos…!
Observatorio de Realidades Sociales
http://observatoriorealidades.arquidiocesiscali.org/semanarios/content/206-semanario-122/?single=1
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